miércoles, abril 24, 2024

¿Hacia dónde va la democracia de Estados Unidos?

Andrea Paz
Andrea Paz
"Futura Internacionalista y melómana entusiasta, interesada en el descubrimiento de tendencias innovadoras orientadas al desarrollo social y económico".
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A una semana de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el panorama no puede verse más caótico. Luego de una pandemia, meses de cuarentena, protestas raciales y un absurdo primer debate presidencial, muchos se preguntan… ¿Hacia dónde va la democracia de Estados Unidos?

Algunos creen fielmente que la democracia será erradicada de raíz si el presidente actual de la nación, Donald Trump, sale reelecto. Otros temen la llegada de Joe Biden, su contraparte, a la Casa Blanca. Ya que eso significaría la instauración de un gobierno socialista marxista. Pero, ¿cuál es la realidad?

Depende a quién se lo preguntes

Depende a quién se lo preguntes.

Lawrence Douglas, profesor de derecho y autor del libro «Will he go? Trump and the Looming Election Meltdown in 2020», considera que es inevitable que Trump desate una crisis constitucional si Biden es elegido:

«Si los márgenes son muy pequeños, hay muchas posibilidades de que las elecciones se conviertan en un fenómeno muy caótico y se abra un periodo de mucha incertidumbre. Trump insistirá una y otra vez que ha sido reelegido, repetirá que el conteo de los votos por correo es un fraude y mandará a sus abogados a los estados clave con el objetivo de retrasar el conteo o asegurarse de que algunos votos queden invalidados», afirma.

Por otro lado, la periodista Audrey Edwards apoya la emigración de Estados Unidos bajo el mandato de Trump, ya que ella lo hizo tan pronto como él pisó la Casa Blanca en 2016, alegando que esto puede salvar vidas:

«Correr ha sido históricamente un movimiento revolucionario y una habilidad valiosa en mi comunidad», escribe en su colección de ensayos «American Runaway: Black and Free in Paris in the Trump Years».

«Históricamente, teníamos buenas y nobles razones para correr: Para salvar nuestras vidas. Reclamar nuestros espíritus. Ser libres», continúa.

Y Brian Gibson, un pastor de Kentucky, afirma que si Biden gana la presidencia, será la «muerte de América». Citando sus palabras, «una victoria para Joe Biden es una victoria para el marxismo».

La democracia de Estados Unidos: entre el caos de opiniones, no se encuentra un punto medio

El radicalismo en las opiniones de los residentes de la nación norteamericana es notable. Las voces y los teclados de miles de personas se llenan de escenarios apocalípticos, aclamando que Trump asesinará la democracia, silenciando a sus enemigos y estableciendo un totalitarismo. O que Biden instaurará un socialismo marxista progresista, siguiendo las políticas de países comunistas mientras hace sufrir a las compañías con los impuestos.

Las teorías conspirativas también juegan un rol importante en la incertidumbre y ánimo desenfrenado de algunos norteamericanos, ya que alimentan el sentimiento de que los dos partidos son malvados, destinados únicamente a controlar las masas con programas de control mental, abuso de poder y prácticas dignas de un culto casi demoníaco. Como QAnon, teoría que ataca al partido demócrata y lo acusa de todo lo mencionado anteriormente.

Democracia de Estados Unidos 26102020
Simpatizante de Donald Trump sosteniendo un cartel con la «Q» de QAnon, la increíble teoría conspirativa en contra del partido demócrata.

No obstante, el presidente actual tampoco hace mucho para disipar estas creencias. Trump ha afirmado en numerosas ocasiones que cree que los medios de comunicación conspiran en su contra, propagando noticias falsas (incluso sobre el COVID-19) para manchar su nombre y perjudicarlo.

Entre todo este caos de opiniones, ¿hay algún pilar que promueva la unión? No realmente. Hoy más que nunca, los simpatizantes del partido republicano y demócrata se ven como enemigos a muerte, y la democracia parece estar desmoronándose gracias a la incidencia de la pandemia del COVID-19, el colapso económico y las problemáticas raciales. Son los eventos que han afectado de mayor forma a los estadounidenses, pudiendo incidir de manera radical sobre sus opiniones acerca de cada bando político.

¿Alguna vez existió una verdadera democracia en Estados Unidos?

Si expandimos aún más nuestra búsqueda de opiniones sobre la democracia de Estados Unidos, hay personas que afirman que, en primer lugar, la nación jamás practicó, ni practica una verdadera democracia, tomando como ejemplo el sistema electoral.

Howie Hawkins y Jo Jorgensen. Es probable que estos dos nombres no te suenen, pero, son los otros candidatos a la presidencia del gigante norteamericano, además de Trump y Biden.

Hay muchos más registrados para optar por el puesto, pero Hawkins y Jorgensen son miembros de los únicos partidos que tienen mediana representación en la mayoría de los estados: el Partido Verde y el Partido Libertario, respectivamente.

Sin embargo, todos sabemos que el partido demócrata y el republicano son los líderes indiscutibles de las elecciones y las encuestas. A esto se le conoce como bipartidismo, un sistema basado en la existencia de dos grandes partidos políticos que son los únicos con posibilidades reales de ocupar el poder.

El bipartidismo ha recibido críticas a lo largo de la historia, ya que algunos consideran que restringe la democracia del país. No hay otras opciones realistas además de los partidos azul y rojo, que se imponen ante los demás gracias a su inmenso poder histórico, económico y mediático.

Democracia de Estados Unidos 26102020
¿El sistema electoral de Estados Unidos es realmente democrático?

Este no es el único factor que despierta las dudas acerca de si hay o no una verdadera democracia en Estados Unidos. El propio sufragio es considerado como un falso engranaje democrático.

La democracia cuestionable del sufragio en Estados Unidos

El sufragio en el país es indirecto, no directo. Esto quiere decir que los votantes no eligen al presidente de forma directa, más bien, eligen a una serie de representantes, conocidos como electores, para que ellos decidan quién será el próximo presidente.

Son 538 electores los que deciden, distribuidos en los 50 estados de Estados Unidos. El candidato que sume más votos en cada estado se lleva todos los electores, a excepción de Nebraska y Maine.

Por ejemplo, si Trump es votado en California, todos los electores de ese estado (55) serán del partido republicano. Además de California, los estados que contienen la mayoría de electores son Texas (38), Florida (29) y Nueva York (29).

Es por esto que las campañas presidenciales por estado son tan importantes, ya que cada uno de los candidatos busca captar la atención de los estados con mayor número de electores. Si uno logra tener, al menos, el voto de 270 electores (más de la mitad), gana la presidencia.

¿Por qué se critica este sistema? Pues, aunque un candidato gane el voto popular, aún puede perder las elecciones. Esto se dio en el año 2016, cuando Hillary Clinton obtuvo el 48% del voto popular, mientras que Trump sólo consiguió el 45,9%. Sin embargo, este último consiguió 306 votos electorales, proclamándose victorioso frente a Hillary.

En conclusión…

A pocos días de las elecciones de este año, el descontento ante el bipartidismo y el sistema electoral se ha hecho notar considerablemente. Tanto en redes sociales como en entrevistas, los norteamericanos se preguntan: ¿por qué no hay otras alternativas? ¿Estas son las únicas opciones que tenemos?, casi a forma de súplica. En papel no son las únicas opciones, pero en la realidad… Sí lo son.

«Necesitamos una alternativa al sistema de dos partidos porque está claro que ninguna de las partes puede producir un candidato de calidad. Nos hemos convertido en una mentalidad de «somos nosotros o ellos» y miren lo que nos ha traído», asegura un usuario de Twitter.

Este descontento general y los escenarios apocalípticos que vociferan los simpatizantes de los dos partidos dominantes sólo exigen una cosa: un cambio en la democracia. Una renovación del sistema, un renacer de lo que significa, verdaderamente, la libertad de elegir quiénes serán las cabecillas de la imponente nación.

Si Trump gana de nuevo sin la mayoría de votos populares, la población norteamericana se preguntarán si realmente, sus votos valen la pena. ¿Será esta la llama que encenderá un cambio en la democracia norteamericana?

Esta nota tomó inspiración de un artículo publicado en The Washington Post.

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