El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, uno de los mandatarios que peor ha llevado la situación del coronavirus en su país, cayó víctima de la enfermedad que ha azotado todo el 2020. Así, Trump dio positivo para COVID-19.
El año 2020 ha sido turbulento, y cada mes que transcurre parece recibirnos con una nueva mala noticia. Ahora, a sólo dos días de iniciado el mes de octubre, la noticia que sacudió al mundo se trató de Donald Trump, presidente 45 de los Estados Unidos.
Ahora, la incógnita que domina a todos es, ¿Cómo esto afectará al mundo?
Trump tiene coronavirus, ¿El mundo debe preocuparse?
Un país, que ya estaba profundamente ansioso por una tremenda catástrofe de salud y una turbulenta temporada política, enfrenta un nuevo capítulo este viernes. Cuando los estadounidenses se despertaron con la noticia de que el presidente Donald Trump había contraído coronavirus.
El presidente Trump hizo el anuncio de que dio positivo para COVID-19 en Twitter casi a la 1 de la mañana del viernes, hora Miami. Esto multiplicó los miedos en la sociedad americana.
En su anuncio, Trump insistió: « ¡Saldremos de esto JUNTOS!». Su esposa, que también dio positivo, escribió: «Nos sentimos bien». En un intento de disminuir la alarma.
Pero la pantalla optimista difícilmente podría ocultar la sensación generalizada de desestabilización que se está instalando a medida que la salud del mandatario se halla implicada.
Los hechos llegan mientras el país lucha por salir de una crisis que define a una generación tal como su política parece deteriorarse a nuevos mínimos. A su vez los futuros del mercado de valores cayeron, según datos de la BBC.
Dentro de la Casa Blanca, los asesores describieron una sensación de pánico mientras trabajaban para determinar quién más pudo haber contraído la enfermedad y si el presidente mostraba síntomas.
El terror a la enmienda 25 de la constitución americana
Este diagnóstico donde Trump es positivo para COVID-19 equivale a la amenaza para la salud más grave conocida para un presidente estadounidense en funciones en décadas. Al menos desde que el presidente Ronald Reagan recibió un disparo no fatal en 1981.
Así, su nuevo alarmante estado de salud abrió la incógnita de qué pasaría si su estado empeora y queda incapacitado para gobernar. Un supuesto al que la Constitución de EE.UU. responde en la Enmienda 25.
Creada tras el asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963 y en medio de la Guerra Fría, esa enmienda fue diseñada para abordar las brechas constitucionales existentes sobre la sucesión presidencial en este tipo de casos.
En concreto, fue presentada para proteger al Gobierno en supuestos como enfermedad repentina del mandatario.
El texto establece que, «en caso de destitución del presidente de su cargo, de su muerte o renuncia, el vicepresidente asumirá la Presidencia».
Asimismo estipula que, tan pronto como el mandatario transmita por escrito al liderazgo del Senado su declaración de que no puede ejercer el cargo, las prerrogativas presidenciales son asumidas por el vicepresidente. Que en la actualidad es Mike Pence, candidato a las elecciones presidenciales para el 1ero de noviembre.
Si tanto Trump como Pence no pueden llevar a cabo sus funciones, la Ley de Sucesión Presidencial designa al presidente de la Cámara de Representantes como el siguiente en la fila.
Cuando se le preguntó, en mayo, si la Casa Blanca estaba haciendo planes de contingencia para entregar el poder a la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, se burló.
¿A qué nos enfrentamos en el panorama internacional?
El hecho de que el mandatario de uno de los países con más relevancia a nivel global haya dado positivo para el COVID-19 genera dos vertientes de opinión.
La primera, directamente relacionada a una consecuencia de su mala gestión y control de la pandemia mundial, y del coronavirus en los Estados Unidos. Pues, es lógico comprender que una enfermedad controlada no debería afectar al mandatario de un país. Ya que es aquel individuo que tiene garantizado un resguardo eficiente.
De esta manera, que Donald Trump esté contagiado es sólo un nítido reflejo del caos interno e incontrolable con el COVID-19. A causa de una mala administración de la crisis.
En segundo lugar: El riesgo de un Estados Unidos sin presidente. Donald Trump, que se encuentra directamente dentro de la categoría de mayor riesgo de complicaciones graves, fue internado en el Centro médico militar Walter Reed. A tan solo horas después de ser diagnosticado con COVID-19 este día viernes. Esto, según recomendaciones profesionales.
Ahora, Estados Unidos se enfrenta a un panorama complejo, en caso de que Trump sea una víctima más del coronavirus. Pues a pocas semanas de unas elecciones presidenciales tan controversiales, una aprobación de la enmienda 25 significa un escenario político nunca antes considerado.
Sin embargo, algunos analistas políticos predicen que Trump podrá ser un sujeto del efecto «animal lastimado». Es conocido como un suceso social donde los electores aumentan sus inclinaciones hacia aquel candidato que pasó por un momento complejo de salud, o personal, incrementando su popularidad en las encuestas y votos.
¿Será que esta inflexión de parte de Trump le permitirá subir en las encuestas? Déjanos tu opinión en los comentarios.