Exfuncionario japonés advierte que un Yen Digital sería negativo:
- Los desastres naturales que frecuentemente golpean a Japón, traen como consecuencia los habituales cortes de energía. Por ello, una CBDC afectaría de manera dramática el consumo minorista en el que predomina ampliamente el uso de efectivo.
- El principal problema con la aplicación de una moneda del banco central digitalizada, es que pondría en grave peligro la estabilidad financiera del país, según el exfuncionario.
- El plan de lanzamiento de una CBDC de Japón se constituye en tres fases. De estas, la primera está en marcha y se espera que concluya en marzo de este año.
Recientemente, se conoció que el exfuncionario del Banco de Japón (BOJ), Hiromi Yamaoka no ve con buenos ojos la existencia de un Yen Digital. Este, según una reciente publicación de un diario local, habría advertido de un impacto negativo de una CBDC en la estabilidad financiera nipona.
Varios serían los problemas que traería la digitalización de la moneda nacional de la nación asiática. El primero de ellos, según Yamaoka, sería un golpe al consumo minorista. En ese sentido, salta a la vista los continuos cortes de energía que se viven en la isla.
Esto último, representaría un golpe fuerte a las compras minoristas, las cuales se manejan principalmente con efectivo. Como consecuencia de esto, se afectaría de manera importante la producción, el comercio e incluso las exportaciones de artículos locales. En palabras cortas, el PIB estaría seriamente comprometido.
¿Es así de vulnerable Japón ante un Yen Digital?
Para el exfuncionario, el sistema financiero sería la primera víctima del lanzamiento de un Yen Digital. Sin embargo, el banco central del país tiene en marcha un proyecto que seguramente ya tiene estos probables problemas en el radar. Precisamente, las autoridades del ente financiero resaltaron recientemente la cuidadosa planificación.
De este modo, se debe tener en consideración que el plan para una CBDC japonesa, abarca tres etapas. Las primeras dos, explica CoinTelegraph, se basarían en las pruebas de concepto. La tercera, se trataría del plan piloto de pruebas. La primera arrancó el pasado mes de abril de 2021 y se espera que concluya en marzo de este año. La segunda fase arrancaría a finales de 2022.
Asimismo, las autoridades vienen destacando que el banco central trabaja de manera activa en el desarrollo de una plataforma de pagos offline. Así, de tener éxito esto, podría ser la respuesta al problema de los cortes de energía y de Internet que se suceden de manera frecuente en el país.
Paralelamente, las autoridades aseguran que los riesgos al sistema financiero serían minimizados de manera importante. Esto debido a que la nación no tiene apuros en el lanzamiento de un Yen Digital, por lo que cuentan con todo el tiempo necesario para evaluar las posibles consecuencias.
La CBDC podría ver vida en 2026
Para aclarar las inquietudes, el presidente del banco central japonés, Haruhiko Kuroda, dijo que la institución no tenía planes para lanzar la CBDC de inmediato. Aún más, expresó que no existen planes de lanzarla sin consultar con otros sectores y organismos oficiales. En todo caso, la moneda sería lanzada tan tarde como en el 2026.
Por otra parte, el mencionado exfuncionario, Hiromi Yamaoka, también tendría sus planes relacionados. A pesar de tener sus reservas sobre una CBDC, este encabeza un foro de unas 74 empresas privadas que trabajan de manera acelerada en la creación de una moneda digital privada.
Sea como sea, Yamaoka parece tener experiencia en el manejo de esta forma financiera. Por ahora, es difícil para las instituciones del país tener un panorama claro de los impactos reales que podría tener un Yen Digital para la economía. Al otro lado del mar, China parece que sí tiene todo perfectamente controlado y coordinado para el uso de su esperada y largamente anunciada CBDC.
En la actualidad, decenas de bancos centrales de todo el mundo están explorando o trabajando de manera activa en la digitalización de sus propias monedas nacionales. La presión de las criptomonedas parece ser un factor que empuja a los gobiernos a acelerar los planes de forjar una competencia a estos activos descentralizados.