El Fondo Monetario Internacional (FMI) revela sus pronósticos sobre los precios del petróleo y la economía de Medio Oriente en su último informe de Perspectivas Económicas Regionales, presentado el día lunes. Asia Central y Medio Oriente son las regiones a tratar en este informe, y el enfoque del FMI no va por un sendero optimista.
Jihad Azour, director del departamento de Medio Oriente y Asia Central del FMI mantuvo una videoconferencia con Hadley Gamble de CNBC el domingo, donde discutieron los sombríos pronósticos del informe.
Las predicciones del FMI no son alentadoras
Las predicciones de la organización financiera no son buenas noticias para la los países miembros de la OPEP+ (Organización de Países Exportadores de Petróleo y aliados). Si se cumplen, caerían en una crisis financiera considerable.
Pronosticaron una contracción de la región (en conjunto) del 4,1%, 1,3% peor que su evaluación anterior en abril. ¿A qué se debe esta contracción? Pues, el FMI cree que los precios del petróleo se mantendrán en el rango de US$ 40 por barril a US$ 50 en 2021. Lejos de la media de US$ 57 y US$ 64 en 2019.
Azour señaló que no sólo habrá una pérdida económica entre los países importadores y exportadores de petróleo gracias al COVID-19 y la caída de los precios del petróleo, sino que también habrá una disparidad entre ellos:
«Combinados, esos dos shocks condujeron a una fuerte disminución de la actividad económica que es diferente entre los países exportadores e importadores de petróleo», dijo. «En promedio, veremos un crecimiento negativo del 6,6% para los países exportadores de petróleo. Y un crecimiento negativo del 1% para todos los países importadores», continuó. Afirmando que habrá diferencias entre los países dentro de cada grupo.
Pronósticos del FMI: Los precios del petróleo se mantendrán bajos
Los países exportadores de petróleo se verían gravemente perjudicados si el escenario actual de precios bajos del petróleo se prolonga. Estados como Arabia Saudita, Iraq, Irán, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Kuwait dependen casi por completo de dichos precios. Son algunos de los exportadores de petróleo más importantes, y el crudo constituye la mayor parte de sus ingresos.
Aunque los precios se han recuperado de su desplome histórico en marzo de este año, el crudo Brent (petróleo de alta calidad que se extrae del yacimiento británico de Brent), referencia internacional, continúa cotizándose casi un 40% por debajo de los niveles pre pandemia COVID-19. El lunes por la mañana en Londres, el Brent se situó a US$ 42,87.
El FMI no ve una recuperación importante en un futuro cercano, y en sus pronósticos prevé que el precio medio del barril de petróleo se estancará en los US$ 41,69 en lo que queda de 2020 y US$ 46,70 en 2021. Cifra lejana de los US$ 80 por barril que necesita Arabia Saudita, líder de la OPEP, para equilibrar su presupuesto. Irak también ha hecho declaraciones, estableciendo un precio de US$ 50 por barril para 2021. Eso es lo que esperan.
La demanda del petróleo ha disminuido considerablemente
La demanda del petróleo ha disminuido considerablemente en esta crisis global que ocasionó el Coronavirus, y el panorama sigue sin esclarecerse.
Los rebrotes del virus han azotado diversas regiones del mundo, afectando aún más la decadencia en la demanda del crudo. Además, la incertidumbre sobre los estímulos fiscales de los Estados Unidos y las elecciones presidenciales no ayudan. Esto alimenta los sombríos pronósticos del FMI.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) redujo sus perspectivas sobre la demanda mundial del petróleo a 91,7 millones de barriles diarios en 2020. Mientras que la OPEP redujo su pronóstico a 90,2 millones este año.
«Creo que lo que también será importante observar es la recuperación de la demanda. Eso demostró ser un factor importante en lo que vimos este año», mencionó Azour. «Además del suministro que podría venir de las energías alternativas».
Jihad Azour: «La diversificación de la economía es la mejor manera de salir de esta crisis»
Azour hizo hincapié en que los países de Medio Oriente y Asia Central deben diversificar sus economías y continuar con las medidas de seguridad para el COVID-19 para mejorar el panorama:
«Creo que lo importante para que la región siga adelante es que ahora tenemos una situación en la que está claro que la diversificación de la economía es la mejor manera de salir de esta crisis», dijo. «La situación requiere una llamada a la acción (y a aprovechar) la ocasión de estimular la transformación de la economía y crear más oportunidades. En particular para los jóvenes», agregó.
El FMI señaló en sus pronósticos que el PIB podría caer un 5% este año, en lugar del 5,7% previsto en el mes de julio. Azour indicó que dicha caída podría aumentar el paro un 5% también. Por consecuencia, afirma que crear más oportunidades de empleo para los jóvenes (principales afectados en la tasa de desempleo) debería ser una prioridad para los gobiernos.
Por otro lado, la diversificación será un desafío ya que los sectores no petroleros más vitales de la región se han visto gravemente afectados, igualmente. El turismo, el transporte, el comercio minorista y el sector inmobiliario aún se encuentran aletargados. Sin embargo, sólo nos queda observar los hechos futuros a ver qué ocurre en las grandes regiones.