Es claro que cuando hablamos de la potencia asiática, nos referimos a un Estado altamente centralizado; con esto en mente, no debe sorprendernos que las regulaciones chinas se extiendan también al desarrollo de sus actividades financieras. Desde EnQuéInvertir, te contamos los efectos de la supervisión estatal china en sus mercados bursátiles.
Un entorno marcado por la centralización
No sería descabellado afirmar que en China, nada escapa del ojo visor del Partido Comunista. Los mercados de valores, por supuesto, no son la excepción. La influencia que tiene el partido de Xi Jinping sobre el sector financiero, claramente crea la necesidad de estar siempre al tanto de las políticas anti-riesgo que toma el gobierno; un hecho que puede ser especialmente conflictivo para las inversiones extranjeras.
Evitar el riesgo es uno de los principales objetivos de la administración pública en los mercados de valores. Salta a la memoria cuando Beijing dejó atónitos a los inversionistas al frenar, en último minuto, la salida a bolsa de Ant Group Co. por un valor de 35.000 millones de dólares; todo a pesar de que los entes reguladores ya habían manifestado su preocupación por el «modelo de negocio» de la empresa.
Las regulaciones chinas no parecen acabarse en un futuro cercano. Llama la atención la iniciativa legislativa surgida desde el Banco Central chino para promulgar una «Ley de Estabilidad Financiera». Al mismo tiempo, el presidente de La Comisión Reguladora de Valores de China estableció la necesidad de instaurar una vigilancia estricta sobre el «dinero caliente».
Regulaciones chinas: Incómodas, pero eficientes
Todos sabemos que las restricciones parecen, al menos de primer momento, antagónicas a la dinámica de las bolsas de valores; sin embargo, aunque las regulaciones chinas son incómodas, e incluso severas para algunos sectores tales como el tecnológico; vale decir las mismas exhiben un lado positivo.
Con esto en mente, es necesario señalar que las mismas han logrado evitar burbujas especulativas sin crear mayor zozobra. Y es que el índice bursátil CSI 300; entiéndase, el promedio encargado de dar seguimiento a las 300 principales compañías que cotizan en la bolsa de Shanghái y la bolsa de Shenzhein; ha logrado mantenerse un 40% por encima de lo visto en marzo del 2020, mientras ostenta un equilibrio en torno a los 5.000 puntos; todo en un status quo determinado por la volatilidad.
Sin embargo, resulta necesario señalar que esta situación podría estar próxima a cambiar.
Reducir el apalancamiento a toda costa
Otro de los principales objetivos que persiguen las regulaciones chinas es precisamente la de evitar el apalancamiento; elemento que algunos consideran el génesis del endeudamiento de la potencia asiática.
Con esto en mente, existen señales de que el Banco Central chino podría sopesar la idea de convivir con tasas de interés más altas y retomar su política de reducción de créditos, apuntando a evitar que su deuda; que ya para el 2019 suponía el 52,6% de su PIB, y su récord de 10.000 millones de dólares en impagos de bonos corporativos en lo que va de año, pueda seguir creciendo.
En consecuencia, el vicegobernador del Banco Central Chino comenta:
«La estabilidad financiera se enfrentará a retos más complejos y graves. Tenemos que concederle gran importancia y afrontarlo con firmeza, frenar activa y eficazmente la propagación del contagio del riesgo financiero, y mantener con determinación el objetivo de evitar los amenazas sistémicas».
Finalmente, vale decir que esta política haría correr el riesgo de una situación homóloga a lo visto durante el 2017 y 2018, cuando el gobierno chino intento poner fin al apalancamiento, y generó un fuerte contracción en las empresas privadas y del sector inmobiliario; así como un incremento en los tipos de cambio y una severa caída en los bonos del Estado.