Este miércoles concluyó la reunión de septiembre del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) en el encuentro no hubo mayores sorpresas. Así, la Fed dejó sin cambios la tasa de interés en lo que es el segundo freno desde que iniciaran las subidas en 2022.
«Hemos decidido dejar sin cambios nuestra política de subida de la tasa de fondos federales», expresó el presidente del banco central, Jerome Powell. Durante la rueda de prensa posterior al encuentro, el funcionario se refirió a varios temas de gran interés. Entre ellos, comentó que podría haber lugar para un par de incrementos más (al menos uno más para este 2023).
De igual manera, comentó que los datos muestran que se está avanzando positivamente hacia las metas trazadas. Sin embargo, alertó de que existe mucha incertidumbre en el ambiente político. Hizo especial énfasis en la posibilidad de cierre del gobierno federal, algo que podría ser traumático.
«Si hay un cierre del gobierno y dura hasta la próxima reunión, entonces es posible que no obtengamos algunos de los datos que normalmente recibimos», alertó Powell.
Cambios de dirección podrían ser posibles, según jefe de la Fed
Aunque en esta reunión la Fed dejó sin cambios la tasa de fondos federales en la línea de 5,25-5,5%, no descartó subidas adicionales. En ese sentido, es posible que se apliquen más de dos nuevos incrementos si los precios revierten el proceso de enfriamiento.
De cualquier manera, ahora la tasa de interés está en el punto más alto de los últimos 22 años. A pesar de la fuerza de esta política, la economía se encuentra inusualmente resistente, con un sector empleo que apenas se inmuta ante la presión.
No se debe perder de vista que salir de la inflación y llevarla al objetivo del 2% pasa por detener la economía. De no conseguir la contracción económica, el país se pone nuevamente en peligro de ver un renacimiento de la inflación. «Puede ser un período miserable cuando la inflación regresa constantemente y la Reserva Federal entra y tiene que ajustar una y otra vez», advirtió el funcionario.
Todo esto implica que la economía estadounidense no está fuera de peligro. Aunque la inflación retrocede, existen elementos que aumentan el peligro de un retorno. En ese escenario, las posibilidades de recesión serían prácticamente de un 100%. Esto explica la razón de por qué la Fed dejó abierta la posibilidad de mayores subidas de tipos.
Desde el año pasado, los funcionarios del banco central estadounidense no han perdido tiempo en advertir que harán lo que sea necesario para derrotar la inflación.