Es probable que Europa esté enfrentando los inicios de la peor crisis que ha tenido desde su creación. La dependencia energética de países que no son miembros de la UE, en particular de Rusia, amenaza con una crisis energética a Europa en medio del aumento de la inflación.
Las medidas de Europa para reducir la utilización de combustibles fósiles y centrales nucleares para la producción de electricidad le pasan factura. La dependencia de proveedores externos como Rusia hicieron al continente muy competitivo. Sin embargo, tras la guerra entre Ucrania y Rusia, los embargos afectaron a toda Europa.
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Crisis energética: La gran amenaza de Europa
El encarecimiento del gas natural amenaza con una crisis energética prolongada al menos hasta finales del 2023 y Europa no está preparada. Esto a pesar de tener el 80% de las reservas máximas del continente.
La competitividad de Europa se ve amenazada debido al aumento del gas natural, esto sumado a la inflación son factores que perjudican el avance de Europa en contra del calentamiento global. Los acuerdos de suministro de gas natural de Europa con Rusia sufren por las sanciones que impusieron la UE y Estados Unidos.
A pesar de tener acuerdos de suministro de gas con Estados Unidos y otros países, el más barato provenía de Rusia y eso garantizaba competitividad en los mercados internacionales. Como consecuencia, hemos visto una reducción del suministro de gas de Rusia a Europa a niveles críticos. Desde que comenzó la guerra, Europa redujo el consumo de gas ruso en un 80% con un riesgo de llegar al 100%.
Los precios del gas antes del Covid-19 oscilaban alrededor de 30 €/MWh, desde el inicio de la guerra en Ucrania el precio aumentó 10 veces. Al mismo tiempo, estos precios son 8 o 9 veces más altos que los precios del gas natural en Estados Unidos.
Otro factor importante y decisivo son los inventarios de gas natural que posee actualmente Europa. El consumo con el nivel actual (80%) solamente permitiría un suministro estable por dos meses. Esto quiere decir que la preocupación de los mercados por la oferta y el suministro no son infundadas. El nivel actual de los inventarios supera los niveles del 2021, pero si todas esas reservas se utilizan ahora dificultaría la actividad económica todo el 2023.
¿Existen otras fuentes alternativas de energía?
El gas natural por un largo periodo ha sido el combustible preferido de la Unión Europea. Sin embargo, la búsqueda de ser completamente independiente de los combustibles fósiles se tendrá que detener.
Ahora Europa busca otras alternativas más económicas para hacer frente a la crisis económica y energética que atraviesa la región. La producción de energía con carbón o incluso con energía nuclear es actualmente más barato que usar gas natural. Aunque esto esté en contra de las políticas climatológicas adoptadas por la Unión Europea.
A pesar de estas políticas que buscan reducir el uso de fósiles para generar energía, Alemania decidió reactivar sus centrales eléctricas de carbón lignito. Al mismo tiempo, Suecia comenzó a generar energía utilizando el petróleo como combustible. Pero estos esfuerzos pueden no ser suficientemente eficaces para satisfacer la demanda.
Durante la pandemia vimos como circunstancias específicas pueden reducir el consumo de un producto. Ese fue el caso del petróleo, cuyo consumo se redujo un 25% durante la pandemia.
Por esto, los consumidores y usuarios no deberían temer por la calefacción durante el invierno. La necesidad de reducir el consumo de gas natural actuará y eventualmente la demanda menguará gracias a la diversificación. Adicionalmente, los países miembros de la UE deben realizar un esfuerzo conjunto para establecer un plan de consumo energético equilibrado para mejorar la situación en los próximos años.