Ya ha pasado un tiempo desde la primera vez que escuchamos sobre la moneda digital del Reino Unido. Y es que cada vez son más los países que se suman al mundo de los activos digitales. Sin embargo, ¿son estos tipos de monedas realmente una necesidad? Para la población británica parece que sí. Desde EnQuéInvertir te contamos.
Britcoin como moneda digital del Reino Unido
Durante el mes de abril, el ministro de Hacienda británico, Rishi Sunak; informó al mundo que el Reino Unido empezaba a trabajar en la creación de su moneda digital. De esta forma, los ingleses pretendían generar un mecanismo de pago online que pudiera convivir en armonía con su moneda fiduciaria común.
Sin embargo; la idea empieza a tomar nuevas tonalidades. Semanas después del anuncio, empieza a existir el imaginario que la moneda digital del Reino Unido podría fungir como una necesidad dentro de la política macroeconómica del país. Entre los funcionarios ingleses que apoyan esta idea, se encuentra el vicegobernador del Banco de Inglaterra, Jon Cunliffe; el cual comentó en su presentación en el OMFIF Digital Money Institute lo siguiente:
«Un cambio radical en la emisión y circulación de dinero público y privado podría hacer que el acceso general a una forma digital de dinero del banco central sea crucial para garantizar la estabilidad financiera en el futuro».
Vale decir que según el Banco Central de Inglaterra; se prevé que solo 1 de cada 9 pagos se harán en efectivo dentro del Reino Unido en los próximos 10 años. Del mismo modo; una encuesta reciente hecha por la misma entidad gubernamental, exhibe que el 70% de los encuestados se encuentra realizando menos transacciones en efectivo de lo que solían hacer antes de la pandemia; una realidad que exhibe el creciente apogeo de las monedas digitales.
Una necesidad latente
Para Jon Cunliffe, existen cuantiosos motivos para considerar a la moneda digital del Reino Unido como una necesidad de Estado. Así, el funcionario comenta:
«Parece probable en el Reino Unido, que si queremos retener dinero público capaz de uso general y disponible para los ciudadanos, el estado tendrá que emitir dinero digital público que pueda satisfacer las necesidades de la vida moderna».
Es fácil entender las palabras de Cunliffe, cuando se tiene en cuenta la creciente popularidad de las criptomonedas de orden privado a nivel mundial. Así, hay que recordar que, dado que los criptoactivos ostentan una gran autonomía por parte de las entidades gubernamentales; es lógico interpretar a las criptomonedas como un elemento que podría socavar la confianza, entre la población de un Estado en particular, y los bancos centrales como canalizadores y garantes de la estabilidad económica del país.
Así, el Banco Central de Inglaterra enfrenta el reto de responder eficazmente a un status quo marcado por fenómenos como los stablecoins, dinero programable y contratos inteligentes; todos elementos en los que el dinero fiduciario común parece incapaz de atender.
De este modo, la aparición de las criptomonedas supone la necesidad del Estado de retomar el control de una de sus funciones más básicas. Vale decir que la misma supone la ineludible necesidad de crear un nuevo marco legislativo; elemento que aunque garantiza la adopción armónica de las monedas digitales estadales; no necesariamente tendría que suponer lo mismo para las criptomonedas de orden privado.