Mientras el Congreso debate el potencial de un segundo proyecto de ley de estímulo contra el coronavirus, 9 millones de estadounidenses todavía esperan que su primer cheque de pago de $ 1,200 llegue por correo. La incapacidad de nuestra infraestructura financiera existente para responder rápida y eficazmente a una emergencia como COVID-19 ha provocado un nuevo debate sobre cómo las innovaciones como las monedas digitales podrían ayudar.
Dado que la pandemia también fomenta el uso de pagos sin contacto en lugar de efectivo, no sorprende ver a los bancos centrales de todo el mundo compitiendo para consolidar su perspectiva sobre la emisión de monedas digitales de los bancos centrales (CBDC).
Los gobiernos que alguna vez vieron los activos digitales como una amenaza, ahora ven cómo empresas como Ripple están trabajando en estrecha colaboración con las instituciones financieras tradicionales para desarrollar soluciones de pago globales eficientes e innovadoras que benefician directamente a las empresas y a las personas.
La industria de los activos digitales finalmente ha madurado hasta el punto de que las CBDC ahora son una cuestión de cuándo. Si bien el COVID-19 ha generado razones específicas para aumentar la aceptación generalizada y la comprensión de los beneficios de los activos digitales, la perspectiva a más largo plazo para las CBDC incluye beneficios económicos más amplios, incluidos sistemas de pago más eficientes, mayor inclusión financiera y mayor alcance para la innovación.
La carrera de las CBDC ya está en marcha
Muchos de los bancos centrales del mundo ya han comenzado a explorar la viabilidad y utilidad de las monedas digitales, y se espera que China lance su CBDC en producción este año, según reza una publicación de Ripple.
Los objetivos de la CBDC de cada país estarán impulsados por sus desafíos y oportunidades de mercado específicos, lo que hace inevitable que surjan diferentes soluciones y tecnologías de cada entorno.
Si bien centrarse en casos de uso doméstico es comprensible para países individuales, vivimos en una economía global cada vez más interconectada. Será fundamental cerrar las brechas entre las diversas iniciativas de CBDC con los sistemas de pago existentes, así como con otras monedas digitales para garantizar que tengan éxito a escala global.
La clave es que cada sistema debe contener una funcionalidad central que le permita operar sin problemas con otros sistemas de pago. Ripple cree en aprovechar los protocolos y estándares abiertos, desarrollados en asociación con partes interesadas privadas, como proveedores de servicios de pago, instituciones financieras y empresas de tecnología financiera, para lograr la interoperabilidad.
La red de pagos global de Ripple, RippleNet, se basa en protocolos abiertos e interoperables diseñados para permitir la transferencia de valor a través de múltiples redes al definir cómo las funciones simples, proporcionadas por redes individuales, deben trabajar juntas. Asegurar este nivel de interoperabilidad crea una red de redes que aumenta significativamente la utilidad de cada CBDC.
Cruzando fronteras para el éxito mundial
En una encuesta reciente del BPI, no es sorprendente que los bancos centrales calificaran la «mejora de la eficiencia de los pagos» como una motivación clave para emitir CBDC. Para muchas empresas e individuos, tanto a nivel nacional como en todo el mundo, la capacidad de realizar pagos globales a bajo costo y en tiempo real es fundamental para el éxito de su negocio o el bienestar de las familias en el país de origen.
Los activos puente neutrales permitirán un movimiento de valor sin fricciones entre varias CBDC sin requerir que cada una resuelva los desafíos de liquidez inherentes a las transacciones transfronterizas. Actualmente, las instituciones financieras necesitan estacionar capital en múltiples mercados alrededor del mundo como prefinanciamiento o respaldar la necesidad de un intercambio inmediato, lo que aumenta el costo y el riesgo de los pagos.
El servicio de liquidez bajo demanda de RippleNet permite a las instituciones financieras realizar transacciones en tiempo real en múltiples mercados globales utilizando el activo digital XRP y dicha solución también puede admitir el intercambio directo de CBDC. XRP es más rápido, menos costoso y más escalable que cualquier otro activo digital, lo que lo convierte en el instrumento ideal para unir dos monedas diferentes de manera rápida y eficiente.
El uso de un activo digital neutral y eficiente como XRP también reduce las influencias hegemónicas de las naciones más poderosas y ayuda a nivelar el campo de juego en el sistema de pagos del comercio internacional.
Creando la Internet del valor
En Ripple, hemos sido testigos del valor real de un sistema de pagos global verdaderamente conectado. Cambiar la forma en que se mueve el dinero brinda a las empresas y los consumidores más acceso y confianza en el sistema financiero global, mejorando la vida de todos.
Damos la bienvenida a la llegada de las CBDC como otro motor en la adopción y desarrollo de monedas digitales y sistemas de pago que beneficiarán a miles de millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, es fundamental que cada nuevo CBDC se diseñe teniendo en cuenta la interoperabilidad, utilizando el tipo de estándares y protocolos abiertos que han tenido tanto éxito en la globalización de la información a través de Internet.
No creemos que haya un activo digital que los gobierne a todos, ni pensamos que una moneda digital dominante, ya sea descentralizada o respaldada por el gobierno, sea algo bueno para la economía global. En su lugar, continuaremos trabajando con los bancos centrales a nivel mundial para crear un entorno en el que las CBDC y los activos digitales independientes coexistan y se complementen, logrando una Internet de valor en la que el dinero se mueva tan libremente como lo hace la información en la actualidad.
Si es un banco o institución financiera interesado en obtener más información sobre las CBDC, lo alentamos a que solicite su invitación a Ripple Swell Global 2020, el 14 y 15 de octubre, y participe virtualmente en el panel de discusión del Banco Central.
