Para el legendario inversor de 98 años, Charlie Munger, el exceso de liquidez es negativa para el mercado:
- Durante una participación en la actividad anual de Daily Journal, Charlie Munger manifestó una vez más su desprecio por la actividad del comercio diario de acciones.
- Resaltó que esta actividad es comparable con un salón de apuestas. Dijo que lo ideal sería imponer una tarifa especial contra este comercio para incentivar a los inversores a mantener inversiones a largo plazo.
- «No necesitamos que el mercado sea tan líquido», resaltó el inversor de 98 años.
Si hay algo evidente en la actualidad, es que la era tecnológica permite democratizar las inversiones en la bolsa. Millones de personas pueden comprar acciones diarias desde las aplicaciones digitales. De tal manera, esto crea un exceso de liquidez que, según Charlie Munger, daña el mercado de valores de manera importante.
Durante una aparición en la reunión anual del Daily Journal, el veterano inversor y mano derecha de Warren Buffett, lamentó la actual situación. En ese sentido, afirmó que, si tuviera la oportunidad de ser dictador por un día, no dudaría en tomar decisiones. Entre ellas, la de abolir el matrimonio entre los inversores a largo plazo y aquellos que buscan dinero en el corto.
Para él, los comerciantes a corto plazo (day traders) son apostadores de salón. En tanto, desearía que menos personas traten el mercado de valores como un casino. Dijo que el mundo financiero no se beneficia en absoluto del exceso de liquidez que hay ahora en el mercado.
El problema de la liquidez en el mercado según Munger
Según la óptica de este inversor casi centenario, el problema de la liquidez, es que daña el mercado y al país como un todo. En consecuencia, compara los montos de dinero que se mueven a diario con «chicos que se emborrachan en una fiesta». Esta analogía hace referencia a que las consecuencias de los excesos no se tienen en cuenta.
Asimismo, en la misma alocución, relata que en los tiempos en que asistía a la escuela de leyes de Harvard, sucedía algo muy diferente. Para entonces, relata, pocas veces se comerciaba un millón de dólares en un día. Pero ahora, se mueven miles de millones. «No necesitamos que el mercado sea tan líquido», resaltó.
Es importante tener en cuenta, que esta visión del inversor, aunque parezca más tendiente a la nostalgia de una época, puede que no sea del todo así. En consecuencia, él no es el único que tiene esa opinión acerca del comercio diario de acciones. Por ejemplo, expertos consultados en CNBC, consideran que los riesgos de pérdidas aumentan en la medida en que más personas inexpertas se lanzan al mercado.
De cualquier manera, la tendencia hacia una mayor liquidez en el mercado de valores parece indetenible. Como ya se resaltó arriba, el negocio de los brokers digitales parece más activo que nunca. Entre ellos se destacan plataformas como Robinhood, las cuales crean todas las condiciones para que cualquiera persona pueda abrir posiciones en el mercado.
El mundo ideal de Charlie Munger
Por otro lado, uno de los aspectos más destacable de las palabras de Munger, es lo que él propone para remediar este «problema». Así, en su mundo ideal, las autoridades regulatorias deberían aplicar impuestos especiales al comercio diarios. Con ello, se lograría desmotivar las inversiones con respecto a esa modalidad y recuperar el respeto que se merece el mercado. De suceder esto, se crearía un filtro que impediría la entrada a buena parte de las nuevas generaciones.
El resultado, sería abrir una nueva puerta para el mercado de las criptomonedas, tanto el trading como las Finanzas Descentralizadas. Cabe destacar que estas últimas tampoco son del agrado del inversor, quien repetidas veces resaltó que «hubiera deseado que Bitcoin fuera destruido al nacer». Teniendo estos elementos en conjunto, se podría decir que el mundo ideal de Munger, es aquel donde solo una élite de oligarcas tenga acceso privilegiado y exclusivo al mercado.
En todo caso, el legendario inversor no ofreció mayores detalles de cómo el exceso de liquidez daña el mercado. Ciertamente, millones de personas perdieron y siguen perdiendo su dinero en malas entradas. Pero lo importante, es que tengan el derecho de entrar.
Sin importar lo que pueda suceder en el futuro con el mercado, es poco probable que las leyes de EE.UU. quieran desprenderse de estos inversores. Se puede dar por hecho que estos millones de apostadores en el comercio diario, se irían (y con ellos sus billones de dólares) a otros mercados, algo que no sería del agrado para el país norteamericano.