El siglo XXI ha sido el dueño de los avances tecnológicos más relevantes y determinantes de la humanidad. Esta innovación tecnológica, conocida como un elemento determinante de la nueva 4ta revolución industrial, permitió que el dinero se vea de una manera totalmente distinta. Por ello, las monedas digitales y los pagos electrónicos han cambiado por completo la economía como se conocía en el pasado.
Cuando las divisas comenzaron a comercializar internacionalmente, las tasas de cambio se volvieron un concepto que hasta el economista o inversor más novato debía comprender. Pues, aunque el sueño de Keynes de crear una divisa mundial no se cumplió, en la actualidad las divisas más cotizadas del mundo tienen esa función.
Sin embargo, enviar remesas e imprimir tanto dinero fiduciario para cubrir la demanda global sólo iba a sumir a los países en una crisis. Por ello, la necesidad de crear un fácil acceso a estas monedas permitió la creación de estas herramientas digitales.
Historia del dinero: Los pagos digitales
Todos tenemos una tarjeta de crédito o débito en nuestras billeteras y bolsillos. Puesto que supone llevar encima una cantidad sin especificar de dinero con mayor seguridad y comodidad. Además, guardar grandes cantidades de efectivo en casa ya no es una modalidad muy segura y práctica.
Así mismo, desde la primera tarjeta de finales del siglo XIX a las actuales ha habido muchos cambios. Ya que ahora los chips son más seguros y modernos, y los pagos ya no requieren pasar la tarjeta por un lector de banda. Pues, con acercarla al dispositivo, este la detecta e inicia el proceso.
Pero el uso de las tarjetas de crédito o débito comenzó a generar inconvenientes que generaban que su uso fuera un poco más complejo. Por ello, los pagos digitales dieron otro paso hacia el futuro.
De esta manera, el nacimiento de los pagos móviles en el año 2008, permitió esta transformación de las monedas digitales y pagos electrónicos tal y como lo conocemos hoy en día.
En 2014, Google y Apple lanzaron su plataforma de pagos electrónicos y uso de monedas digitales a través del móvil. Esto poco a poco ha ido ganando adeptos hasta convertirse en uno de los medios de pago más utilizados en algunos mercados.
Por ejemplo, en China, el 83% de los usuarios de smartphone usan WeChat. En Corea del Sur, 89% de los usuarios usa kakao talk. Ambas son plataformas de telefonía y redes sociales que incluyen pagos móviles y wallets integradas en sus funciones.
Ahora, las aplicaciones de smartphones para efectuar pagos sin necesidad de tarjetas de crédito o efectivo, se multiplican cada vez a mayor velocidad.
Criptomonedas: el nacimiento de las monedas digitales
El 2008 fue el año donde más sucesos revolucionarios para la economía y las finanzas globales sucedieron. Pues, a causa de la crisis inmobiliaria tuvieron que hallarse soluciones y nuevos mecanismo digitales financieros. Los cuales no permitieran que un escenario como este volviera a ocurrir.
Aquí es donde se originó la primera criptomoneda de la historia: el Bitcoin.
Antes, vale la pena refrescar en la memoria quién es Satoshi Nakamoto, su creador.
Como todos saben, la verdadera identidad de Satoshi sigue siendo desconocida hasta el día de hoy. Según sus propias declaraciones realizadas el 2012, él era un hombre de 37 años que vivía en algún lugar de Japón.
Sin embargo, hay muchas pistas que arrojan lo contrario. Tales como manejo fluido del inglés. A su vez, el software de Bitcoin no está documentado en japonés, lo que lleva a muchos a pensar que, en realidad, no es japonés.
Y aunque por muchos años se ha intentado dar con la respuesta, las interrogantes continúan y nadie sabe a ciencia cierta quién es Satoshi Nakamoto.
El Bitcoin
Satoshi Nakamoto, ante el estado del entorno financiero tan crítico, decidió que se necesitaba intervenir de manera disruptiva. Y con algo que pudiera cambiar la forma en que pensamos acerca del dinero.
Así fue como en el 2008 publicó por primera vez su artículo sobre la tecnología de Bitcoin detallando el sistema «peer-to-peer» que ejecuta las transacciones digitales. Y meses después proporcionó el software para realizar estas transacciones.
De esta manera, la respuesta fue la necesidad de una forma de moneda completamente descentralizada y abierta al mundo. Sin un banco central que la controle. Y sin ningún grupo burocrático que tomen decisiones que afecten a cada persona.
Cabe mencionar que Satoshi no fue la primera persona en trabajar en la descentralización de la moneda y las finanzas digitales. Anteriormente, criptógrafos y codificadores habían estado trabajando en el mismo asunto durante muchos años previos al 2008. El desafío con la descentralización es mantener un libro global de transacciones.
La descentralización de las finanzas
Sin embargo, en un sistema descentralizado no hay banco. Cualquiera puede enviar una solicitud de transacción a la red descentralizada y esto hace que el libro mayor descentralizado sea muy vulnerable a los ataques.
Este fue el principal impedimento a la implementación de una criptomoneda funcional, ya que los malos actores podrían modificar el libro mayor o gastar una moneda digital varias veces antes de que la red lo notara.
Por lo tanto, la innovación y la genialidad de Satoshi fue la invención de la tecnología que ahora llamamos «Blockchain» o cadena de bloques, y que permite mantener el libro mayor seguro usando marcas de tiempo, mucha potencia de procesamiento computacional descentralizado y criptografía.
El Bitcoin en la actualidad
En el presente, muchas empresas ofrecen la alternativa de pago con Bitcoins. Tal es la magnitud que y la fuerza que la criptomoneda, que para el 1ero de enero del 2020 había ya 45 millones de usuarios de Bitcoin en el mundo.
Por ello, las tiendas y comercios a nivel global han comenzado a ofrecer la posibilidad a sus clientes de pagar con Bitcoins así como con otros tipos de criptomoneda.
Finalmente, podemos concluir que la historia del dinero está cargada de cambios y revoluciones, causadas por las inflexiones de la época. Ahora nos toca preguntarnos, ¿qué le depara al mundo financiero post COVID-19?
Tal vez, un nuevo capítulo de la historia del dinero sea escrito muy pronto.